Fernández Hidalgo, Gutierre

Músico, maestro de capilla y compositor

Español Barroco temprano

Talavera de la Reina, Toledo?, h. 1547 - † La Plata, hoy Sucre, Bolivia, 11 de junio de 1623

Desde la conquista española (1526) hasta el fin del siglo XVIII, al igual que México, Perú ocupó un lugar importante en el imperio colonial de España. Quiere decir por tanto, una muy rica actividad musical fue desarrollada tanto en Lima como en Cusco. En esta última ciudad, todo se desarrolla naturalmente en torno a la Catedral y del Seminario San Antonio Abad (fundado en 1598 y convertido recientemente en el Hotel Monasterio) donde la música conoce un gran desarrollo del cual testimonian los archivos cusqueños. Se encuentra de hecho una muy rica colección de partituras provenientes tanto de España como de todo el virreinato del Alto Perú. Todo hace parecer que las misas de Cristóbal de Morales, editadas en Paris y Roma, fueron cantadas en Cusco, poco tiempo antes de la nominación al puesto de maestro de capilla de Gutierre Fernández Hidalgo quién fue sin duda el mas importante compositor del siglo XVI en América del Sur.

Las investigaciones más modernas no concuerdan ni respecto a su naturaleza y fecha de nacimiento ni a la fecha y el lugar de su muerte. Los pocos datos biográficos sobre su actividad en España indican que, hacia 1567, actuó en iglesias de Salamanca y Alcalá de Henares, y pasó a maestro de capilla de la iglesia colegiata de Santa María, en Talavera de la Reina. Su llegada al Virreinato de Nueva Granada, en la América española, también es objeto de dudas en diversos estudios. Como los ángeles barrocos, caídos del cielo, encantadoramente andróginos llegó a Bogotá en 1584 Gutierre Fernández Hidalgo, quien, aunque nacido en España, es sin duda el primer gran compositor del periodo colonial y quien iría a escribir las páginas más hermosas según el gran historiador e investigador musical Robert Stevenson, quien lo consideró como el más importante compositor de América del Sur en el siglo XVI.

Edición discográfica con una obra de Gutierre Fernández Hidalgo

En 1584 era el maestro de capilla de la catedral de Santafé (hoy, Bogotá) y también ocupó el puesto de rector —o de maestro de música, según otros— del seminario tridentino de San Luis. En Mayo de 1584, año de su llegada a América fue nombrado por el Arzobispo Luis Zapata, maestro de canturrias en el nuevo Seminario Conciliar de San Luis, donde, al año siguiente alcanzó el cargo de Rector. Por decreto del Arzobispo Zapata, Fernández Hidalgo debió disponer diariamente de 4 a 6 seminaristas que cantaran los oficios en la Catedral, tarea que resultó tan pesada que los seminaristas declararon una huelga, el 20 de enero de 1586, dieciséis de los dieciocho que había en el seminario lo abandonaron súbitamente. Esta huelga estudiantil, semilla de muchas otras, produjo un resultado inmediato: el que, sin seminaristas, sobra el rector. Por esta razón, Fernández Hidalgo se vio obligado a renunciar a su cargo, y algunos meses más tarde abandonó la ciudad para dirigirse al Sur.

El 12 de enero de 1588, Gutierre Fernández Hidalgo obtuvo dos cargos en Quito: el de profesor del nuevo Seminario Conciliar y el de maestro de capilla de la Catedral. El Cabildo Eclesiástico, con el fin de remunerar sus servicios conforme la categoría y fama del compositor, acordó asignarle salario en cada uno de sus cargos, expediente que no se había utilizado hasta entonces y que motivó el enojo de algunos de los canónigos y, a la postre, la salida de Quito del músico, a fines de 1588. Como profesor de música del Seminario, Fernández Hidalgo debía dar dos lecciones diarias “a todos los clérigos que quisieran aprender y a doce muchachos que han de servir en esta santa iglesia de Cantares Monazillosa y a los seises o ninos de coro”.

En 1590  pasó, siempre como maestro de capilla, a la catedral de Cuzco (Perú), donde permaneció entre 1591 y 1597, cuando, por cuarta vez, fue nombrado maestro de capilla de otra catedral, la de La Plata (hoy Sucre, Bolivia). Finalmente allí encontró el lugar adecuado para desempeñarse como maestro de capilla de la Catedral conforme a sus intereses y pretensiones, cargo que desempeñó hasta su muerte alrededor de 1620.

En un documento de 27 de enero de 1607 firma un contrato para la publicación de cinco volúmenes de música sacra (misas, varios magnificat, himnos, oficios para la Semana Santa, motetes); no se sabe más de esta prometedora producción. La fama de Gutierre Fernández fue prolongada; en los siglos XVII y XVIII se difundieron copias de sus partituras. Su peculiar estilo y el carácter místico de sus obras siguen la polifonía renacentista hispana. El musicólogo franco-americano Gerard Béhague dice que ‘Fernández es el más significativo autor sudamericano de música sacra durante el siglo XVI’. Todo lo que se conserva de él se encuentra en el archivo catedralicio de Bogotá.

La presencia de este compositor en Bogotá se manifiesta en un Libro de Coro manuscrito existente en la Catedral de Bogotá, que contiene más de 20 de sus obras, las únicas que se preservaron hasta la fecha, pues el resto de su producción se perdió en circunstancias muy lamentables: al final de sus días, cuando se desempeñaba como maestro de capilla de la Catedral de Sucre, pretendió hacer publicar sus obras en Europa, como se desprende de un manuscrito del Archivo Nacional de Sucre, pero se perdieron en la travesía marítima.

"Magnificat Segundo tono"